sábado, 22 de julio de 2006

Hielo en el Desierto de Fuego


Permitidme que me ponga serio por un momento. En este, el primero de tres (o dos, aún no lo sé) artículos que hoy escribré -uno ya lo tengo escrito, pero es algo que tiene que salir a las 23.59 de hoy-, me gustaría alejarme, por una vez, de las ironías, bromas de segunda lectura y sarcasmos varios. Sólo quiero hablar de unos sentimientos que me llevan molestando desde hace mucho tiempo, pero que desde hace un par de días me llegan a quitar el sueño.

Quiero hablar de un amigo, o lo que yo creía -y, por desgracia, sigo creyendo- que era un amigo. No usaré su nombre, aunque no creo que me lea. Pero no quiero molestarle haciendo que sienta vergüenza, por si hay alguien que le conoce y me lee. En fin, que para no andarnos con "mi amigo" o "él", por ejemplo,... Así que, en honor a la persona -o personaje- que hizo que nos conociéramos, le llamaré Jack.

Jack y yo nos conocimos por internet. Es curioso que precisamente sea este medio el que me sirva apra desahogarme de él. El caso es que empezamos a hablar de la manera más absurda: él y yo coincidíamos en un foro, que cerró. Al entrar en otro foro de similares características, me fijé en su dirección -era la de un personaje de La Historia Interminable- y me decidí a escribirle, en primera instancia para preguntarle si sabía qué había pasado con "nuestro" foro, y además, para preguntarle si el nombre del correo tenía que ver con la susodicha novela.

Sorprendentemente me respondió. Me alegró muchísimo, y más cuando comenzamos a hablar. Ahora puedo confesar que me enamoré perdidamente de él, de modo platónico, a los cinco minutos de conocerle. Eso era en 2000. Imaginad mi situación: acababa, como quien dice, de salir del armario, y era el primer chico que me hacía caso por lo que yo quería que me hicieran caso, por mí mismo, no por el físico (que en ese momento, como ahora, no era muy... fitted, que digamos).

Estuvimos varios años luchando contra todo para poder seguir juntos. Nos hicimos amigos de verdad. Muy buenos amigos. De hecho, yo lo he considerado uno de mis mejores amigos, porque era... mi alma gemela -algo muy Dawson Crece, pero es que precisamente alguien de DC fue quien nos unió-. Todo fantástico. Yo salí con mi actual novio, él ya tenía novio desde hacía tiempo (y yo quería que fueran muy felices)... En agosto de 2005 -cinco años de amistad virtual, algo incomprensible para mí, incluso después de haberlo vivido-, por fin nos conocimos. Tuvimos bronca con nuestros respectivos, pero nos dio lo mismo. Sabíamos que no era nada insano o impuro. Nuestra amistad, por longeva o intensa, era pura. De verdad, jamás podría haber hecho nada con él, tras todo lo que habíamos compartido.

Yo creí que había sido la mejor decisión de mi vida. Y para él también pareció que lo era.
En Diciembre nos volvimos a juntar. De hecho, fue el último hombre -gay- al que vie antes de comenzar 2006. ¡Cuánto me alegré de verle! La noche de Año Nuevo... casi mejor no vuelvo a contarla. Creo que sólo Jack consiguió que me sintiera mínimamente querido. Incluso le dije que le quería. Y de hecho, creo que por desgracia, aún le quiero -vamos a ver, yo cuando quiero a alguien, se lo digo. Es algo que me nace. Y me ha buscado problemas, porque hay gente que no lo entiende, pero yo soy muy sincero y simple. Sólo es lo que siento-. Y seguir queriéndole es lo que me jode de todo esto. Aunque he de reconocer que no sé qué habría pasado en Nochevieja si hubiera estado en su presencia, reconozco que lo que sentía por él era sólo platónico. Ahora lo veo bien .

Porque tras esta conversación, fui a examinarme a Madrid de TOEFL y, una semana antes de acudir, hablé con él y quedamos en vernos. ¡Tenía más ganas de quedar con mi "superamigo" Jack antes que de hacer un examen de inglés! Inconcebible... Hablamos de vernos en cuanto bajara de la estación, pasar la tarde, tomarnos algo, contarnos la vida, hablar de nuestros novios -y quejarnos, cómo no-... Estaba muy ilusionado. Pero cuando llegúe a Madrid no tuve ni una respuesta suya. Ni por mensaje, ni por llamadas. Como me dijo que igual se iba a ayudar a sus padres,. pensé que estaría trabajando y que no me oía. Así que seguí insistiendo hasta que obtuve su respuesta: NO QUIERO SABER NADA MÁS DE TI (con otras palabras más hirientes, para ser sincero, pero no quiero que leáis cosas desagradables).

Tras mucho tiempo preguntándome, hace muy poco llegó la respuesta: el "te quiero" que le dije, o lo malinterpretó, o lo malinterpretó su Dani (a él si le digo el nombre, porque no tengo siquiera el gusto de conocerle). El caso es que -y aquí empiezan las figuraciones, pero creo que no voy mal encaminado- Dani le prohibió volver a tener contacto conmigo. O le hizo prometer que no volvería a tener contacto conmigo. El caso es que, hasta que no ocurrió el terrible accidente del metro, no supe nada de él. Y ese mensaje, precisamente, es el que me ha hecho darme cuenta de todo lo que había pasado...


Sin embargo, no voy a rendirme. Creo que no he hecho nada malo. Y sé que él sabe que lo está haciendo mal. Así que, hoy, por primera vez, voy a reivindicarle en público que le echo de menos, y que no he hecho nada como para que me odie sin motivo. Y aunque le haya hecho pensar que le he puesto en una lista negra -lo cual es mediocierto, pero está con lápiz, y muy flojito-, necesito que sepa que no me es cómodo saber que no voy a poder saber nada más de él nunca más. Porque me cae muy bien. Porque es la única razón positiva que tenía para dar el visto bueno a las relaciones por internet (a veces, podían dar lugar a amistades tan fantásticas como la de Jack y la mía). Y porque, ¡qué coño! Le quiero. Y ya he perdido a un buen amigo porque no me quiere, y no me resisto a perder a otro que sé que aún siente algo bueno por mí.

Espero que, al menos, te haga reflexionar, Jack. Y si no, vuelve a leer La Historia Interminable. La historia de tu personaje preferido no acaba de esta manera...

No hay comentarios: