Qué daño...

Qué daño me ha hecho el trabajo... Por su culpa, este año no he disfrutado, por primera vez en la vida, de las Fallas del 2007. Aquí ando, en casa (en La Cañada, en el hogar familiar), viendo Canal 9, con Paco Nadal, al que detesto, viendo cómo se quema la falla del Ayuntamiento (que no he visto), de modo insultantemente rápido -qué daño ha hecho el porexpán a las Fallas- y viendo, por las onda hertzianas, cómo estas fiestas terminan.

Qué daño me ha hecho el trabajo al ánimo... Consigue tenga tantas ganas de olvidarlo que, probablemente, haya hecho daño a gente, sin quererlo (y quien pueda entender, que entienda).

Qué daño me ha hecho el trabajo, incluso, al ego, que he llegado a pensar que no debo ser tan válido como siempre he creido que soy. Qué daño me ha hecho el trabajo, en general...

Y yo que nunca me creí que él tendría razón. Y ahora me encuentro atrapado en una ciudad que no me corresponde, sin salida, con gente que me ningunea y hace que me crea ninguno.

Qué daño hace el trabajo en general y cuánto me hiere a mí el mío.

Qué suerte que me queda muy poco en él y, como siempre pienso, la próxima será mejor...