
Pues eso. Que felices dudas. Por primera vez desde que me recuerdo pensando (y eso que yo pienso desde hace mucho, mucho), me encuentro contento con mis dudas. Porque esas no han desaparecido, claro. Si no,... si no, realmente, no sería yo. Pero lo que sí me ha hecho cambiar es que esas dudas no me hacen pensar qué mal va mi vida porque no tengo seguridad.
No sé si tiene que ver alguna peli, algo que he leído o que el agua de Castellón tiene algo que no es cal -aunque sea polvo y blanco-, pero el caso es que no tengo trabajo fijo, pero no me importa. Si me va bien en Onda Cero, y les gusto como a mí me gusta el trabajo, pues me quedaré y tendré un programa (espero). Si no, pues no. Lo intentaré en otra radio, o en otro medio. Sé que soy buen periodista y encontraré el medio en el que lo que dé sea lo que necesiten. Porque lo que tengo claro es que seré un buen profesional y alguien me dejará demostrarlo. Y con respecto a mi "otro" trabajo,... pues ya veremos. Si ellos quieren, me tendrán. Si no, pues me buscaré otro trabajo -hasta que llegue mi oportunidad, que llegará, de eso estoy seguro-.
Y estoy gordito -bueno, en el punto justo de gordito a gordo del todo-, pero me da lo mismo. Si adelgazo, mejor que mejor. Si no, pues quien me quiera tendrá que quererme tal y como soy. Al fin y al cabo, lo hace. Y yo, más contento que unas pascuas. Si no me cabe la ropa -estoy intentando adelgazar, pero de ahí mi duda, que no sé si lo conseguiré-, pues me compraré ropa nueva, más ancha y, a ser posible, con gomitas, para que no me duelan. Con controlarme, me conformo, de momento.
Y no fumo. Bueno, no fumo porque no me pongo ningún cigarrillo en la boca, pero... pero me fumo encima, vamos. Incluso sueño con tener cigarrillos, o veo a la gente con forma de paquetes de tabaco, cigarros o puros (dependiendo de la fisionomía de cada uno, claro, que yo tendré paranoias, pero muy organizaditas...). Y no sé si voy a conseguirlo, pero si no lo puedo conseguir, pues volveré a fumar y lo intentaré más adelante. No me agobio. Por lo menos podré decir que lo he intentado. Y el que no quiera estar a mi lado,... pues hablará conmigo por teléfono. En esta era de las comunicaciones, no hay problemas de mantener relaciones virtuales. ¡Hasta por web-cam!
Y tengo más dudas. Repito, si no, no sería yo. Como cuándo me darán las llaves del nuevo piso (a este paso, tendré que dormir un mesecito en casa de alguien, Julio, ejem, ejem,...). O qué le compraré a ese hombre maravilloso que está a mi lado -sí, tú, que me estás leyendo: NO SÉ QUÉ COMPRARTE-. Y muchas, muchas más. Como si he hecho bien con las personas que han pasado por mi vida, o si algunas personas a las que aprecio están a gusto conmigo. O si reparto con corrección mi afecto. Pero me da lo mismo. Ya se aclararán. O ya las aclararé. ¿O no? Al fin y al cabo, las dudas también molan. Son lo que hacen que pienses, al menos, mientras estás viendo la televisión.
Y más concretamente, me asalta una duda de relativa resolución... ¿Al final va a venir mi amigo a pasar un día a Burriana este jueves o lo hará más adelante (porque espero que lo haga)? Al menos, cuando se resuelva esta, me quedarán menos que cuando he escrito esta entrada.
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