sábado, 12 de mayo de 2007

La resolución a la cosita que recordé

Comencé el anterior post escribiendo sobre un texto de mi infancia-juventud (dependiendo de cómo se mire).

En vista del número de respuestas (en masa) y el número de aciertos (sólo uno acertó), escribiré la respuesta, por si alguna vez os encontráis con un momento de aburrimiento en vuestras vidas y queréis hacerle el juego a alguien...

Comenzamos por el principio. El primer párrafo no cambia. Sería así:

Tres bellas mujeres, ¡qué bellas son! Me han pedido que les aclare cuál de ellas es la que tiene mi corazón:



Soledad (bien hecho, mi principessa, aunque no eres la ganadora) pensó que era a ella a la que amaba, porque, rápidamente, compuso este segundo párrafo:

Digo que amo a Soledad. No a Julia cuya belleza persona humana no tiene. No alcanza mi amor a Irene, que no es poca su beldad.

Lo mismo ocurrió con Julia. En seguida compuso esta estrofa:

¿Digo que amo a Soledad? No. A Julia cuya belleza persona humana no tiene. No alcanza mi amor a Irene, que no es poca su beldad

Por su parte, Irene, que estaba también enamorada de este Donjuán (nunca se ha sabido el nombre del pollo este), consideró que la amaba a ella por esta sencilla regla:

¿Digo que amo a Soledad? No. ¿A Julia cuya belleza persona humana no tiene? No. Alcanza mi amor a Irene, que no es poca su beldad.

Bien hecho por las tres. Así el tipejo se quedaba con el amor de ellas y todas tan contentas. Sin embargo, un día, en la peluquería (o en la tienda de pelucas, que casi que era más de la época) se encontraron las tres, comentaron lo bien que les iba con el novio (esto les pasa por cotillas), se dieron cuenta de que seguía engatusándolas y se plantaron en la puerta de su casa, todas con la carta modificada, y le exigieron que aclarase cuál era la mujer que él elegía.

El tipet, que tonto hay que reconocer que no era, les dijo: "os equivocáis las tres. Esto es lo que quise escribir":

¿Digo que amo a Soledad? No. ¿A Julia cuya belleza persona humana no tiene? No. ¿Alcanza mi amor a Irene? ¡Que no! Es poca su beldad.

Así se libro de las tres. Dejando a un lado que a Irene la llamó fea (pobrecita, encima de cornuda, apaleada), el tío se quedó tan campante. Solo de nuevo. Y por poner un fin, como ha dicho Eric (el único que acertó, ya puestos, porque se me ocurre que es un final que queda bien) se fue feliz con el mozo de cuadras.

Si es que no hay nada como la escritura para sacarte de apuros...

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