La verdad es que quería ir a verla desde hacía tiempo, pero cuando me enteré de que las canciones estaban en versión original, no me lo pensé más. Hugh Jackman, Nicole Kidman, Robin Williams por partida doble, incluso Brittany Murphy, era algo que no podía dejar de escuchar en THX.
Mumble, Gloria, Norma Jean, Memphis, Ramón (así con acento), Noa, Lovelace y compañía hacen que los niños se rían.
Pero tras esa apariencia de peli de cancioncitas y de pingüinitos que hablan, se esconden muchas lecturas. No pasaré por la del pingüino "diferente" y lo que, obviamente, muchas mentes pensarán. Pero no me gustaría pasar sobre la división "mente cerrada=creencias ancestrales" frente a "mente abierta=un mundo de posibilidades".
Me explico. El personaje de Noa, el jefe pingüino (como odio las diéresis...), es un animal que sólo cree en el Gran Wino y su bondad, hasta tal punto que echa las culpas a Mumble de lo que les ocurre, cuando no se da cuenta de que bailar claqué -me negaré a llamar a eso hip-hop- no tiene nada que ver con que hayan desaparecido los peces.
También se puede leer en la peli la visión de los padres que creen que "lo que les pasa" a sus hijos es por algo que hicieron ellos mal y por eso tienen una "tara". Cuando lo que no comprenden es que no hay tara en absoluto por la que culparse.
Por otro lado, aunque precisamente por hablar de USA, la película trata de dos comunidades, que bien podrían tratarse de USA y Latinoamérica (de hecho, estoy convencido que así es). Ambos grupos tienen creencias, se sienten parte de una comunidad, incluso se aparean de una forma que a la otra comunidad le parece absurda (impagable la cara que se le queda a Ramón cuando Mumble le dice que se aparean coincidiendo en una canción. Y las risas que se echa con sus amigos). Además, puede observarse cómo las creencias, aunque sean igualmente intangibles, son los emperadores los que quedan mejor, aún cuando la de los otros pingüinos (ni siquiera dicen la raza) es más abierta y "moderna" (aunque bien podría verse como "pagana".
Pero lo que más me ha impresionado de esta película es que se ha adaptado perfectamente a los tiempos modernos. La humanidad ha evolucionado y, en un mundo en el que las cosas son rápidas y directas, esta película no envuelve su mensaje en metáforas más o menos complicadas. "Nos estamos cargando el planeta". Ese es su grito de guerra. Y lo grita a los cuatro vientos (bueno, tres, que no olvidemos que andan en el polo norte). Y tanto los pingüinos como los humanos podemos darnos cuenta. Solo con unos pequeños gestos, podemos hacer mucho. Y hacer mucho bien a los demás, aunque no sean humanos, como nosotros.
Por eso el título del post. Claro y conciso. Como Happy Feet. Porque es cierto que nos estamos cargando el planeta, aunque sea algo muy obvio. Y es que no por más obvio es menos cierto. Y ahí nos quedamos, paraditos.
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