sábado, 12 de mayo de 2007

Una Ying para un Yang

No pido disculpas por el anterior post, porque así me sentía y, en el fondo, llevo mucho tiempo sintiéndome así. Pero eso no significa que haya perdido la cordura, ni mucho menos que haya olvidado aquello que una vez, una persona muy sabia y muy importante en mi vida me dijo: "intenta preguntarte cáda mañana qué es lo bueno que puede pasarte y piensa, antes de dormirte, cuál ha sido la respuesta". O quizá no me dijo eso y fue lo que se me quedó, pero en cualquier caso, es algo que merece la pena ser escrito. Y puesto en práctica.

Me sorprendió gratamente, el sábado-domingo (era a altas horas de la madrugada), que un taxista me llevase desde el Pont de les Arts hasta la Estación de Autobuses y no me cobrase la carrera. "Al fin y al cabo, yo voy hacia allí y no te puedo llevar a casa porque acaba mi turno, así que es lo menos que puedo hacer".

Eso, unido a que esa noche fue una pesadilla y una velada llena de surrealismo al mismo tiempo, ha hecho que considere la Noche del 6 de enero de 2007 como una de las más curiosas de mi post-adolescencia (el momento teen fue suficientemente rarito en general).

Y no solo porque me atreví a decirle -fruto del alcohol y del "nada que perder"- a alguien del que he estado siempre... "encaprichado", tal vez sea la palabra, porque no lo conozco (pero me encantaría poder hacerlo) que es un imbécil por no darse cuenta de lo que tiene delante (todo desde el cariño, el afecto y como una forma de que se diera cuenta de que está perdiendo algo "posiblemente" genial. O no. Siempre me ha encantado...).

Ni siquiera porque conseguí hacer rabiar a uno al que, en una ocasión anterior (ver antiguos posts), besé y no me besó en respuesta. Y tampoco porque me encontré con un amigo del colegio que me dijo que era "stripper" como si me dijera "voy a tomar un vodka". Fue por todo eso y por nada de todo eso al mismo tiempo.

Y todo, como muchas cosas en esta vida que no llegaré a decirle, se lo debo a una persona. Esa persona que nunca ha dejado de estar ahí, aunque haya desaparecido de mi vista durante mucho tiempo. Incluso ha hecho mucho, simplemente, dejándome perdido en Deseo 54...

Pero continuemos. Eso no es todo. Hace un poco más de tiempo leí en un blog que un amigo "condenadamente" fantástico, decía cosas muy bonitas sobre mí -aunque aún no tengo muy claro si lo de los reproches era por bien o no-; y que otro amigo "increíblemente único" leía atentamente lo que decía, o eso me decía en una respuesta (lo que no sabe es que él fue quien me dio la fuerza, sin saberlo, para escribir todo esto que El Jueves califica, si no he leído mal, de "blog aburreputas").

Y no menciono a mis padres, a mis tíos (maternos), a mi hermano, mi ex-novio, Adrián (¿pensabas que no iba a nombrarte, indiota?), mis amigos y, en definitiva, a todos los que hacen que esto valga la pena. No sé qué es lo que vale la pena, o qué pena vale, pero la vale. En fin, que queda cursi, pero lo siento así y hoy me atrevo a escribirlo.

Tampoco puedo olvidarme de marcar aquí un blog que me demostró en su momento que la tristeza y la negatividad pueden, también ,formar parte de algo hermoso. Crudo, triste, feo en el significado, pero muy, muy hermoso. Sé que no soy original, pero, un día, el descubrimiento de este blog sirvió para contestar a la "dichosa" pregunta diaria. Así que lo dejo aquí, por si os gusta, si no lo habéis leído. Es: www.dospalabrotas.blogspot.com.

En fin, que poco a poco la vida cambia y, gracias al tiempo, quedan aún más de 11 meses para que vuelvan las Navidades. Estoy empezando a pensar que las odio a muerte...

Bueno, creo que lo tengo claro desde hace tiempo, pero es que estas se han superado a sí mismas.

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