
Toda mi vida he estado escuchando, viendo, leyendo,... que los hombres hablan de las mujeres. Y la frase más usada en todas esas conversaciones, películas o series, libros, ... es que "son muy complicadas". Yo no sé si es que el hecho de ser gay diferencia a los hombres (duda que, sinceramente, no me creo ni borracho), pero el caso es que en las últimas dos semanas he podido comprobar que los hombres son, si no más, al menos tan difíciles de conocer como cualquier mujer que se precie.
Me explico. Bueno, expongo ejemplos. Para empezar, está mi exnovio. Llevamos cinco meses separados. Es cierto que corté yo, pero con muchos "peros". La cosa no iba bien, y los dos lo sabíamos. Sólo que yo me adelanté a decirlo. El caso es que no dejo de pensar en él. No he dejado en estos cinco meses de pensar en él, para ser totalemtne sinceros. Pero he tenido que preguntarle esta misma noche, y más de cinco veces, si él sentía lo mismo por mí. Y sé (o supongo) que sí, pero no lo dice. Y cuando estamos más tranquilos, me comenta que claro, no es tan necesario, que si yo lo sé, para qué decírmelo. Hombres del mundo (homosexuales o no): los sentimientos, por mucho que la pareja de uno los presienta, necesitan ser expresados. Si no, se ahogan -y, además, vuelven loco a la pareja-.
Pero eso no es todo. Si sólo fuera mi exnovio, sería, más que otra cosa, que él es un poco raro. No. La cosa va mucho más allá. Días antes, salí con mis amigos. Concretamente, con uno de ellos y sus amigos (a los que, desde aquí, agradezco la fantástica noche que me hicieron pasar). Allí estábamos, en un pub del Carmen, ADN, tomando algo y bailando sin ninguna intención ulterior. Al menos por mi parte.
En ese momento, llegó un amigo de un amigo de un amigo. Carlos, se llamaba. Desde el primer momento en que le vi, me sonó de algo (igual era simplemente que me parecía interesante, no lo sé). Me presenté y comenzamos a flirtear al instante, casi inconscientemente. Lo reconozco sí. No tenía intención de hacer nada, porque no dejaba de pensar en mi exnovio, pero cinco meses son cinco meses y... no sé, me sentía guapo esa noche. Imparable. Por lo menos quería saber si tenía alguna posibilidad de que algiuen me considerase atractivo, aunque luego no quisiera nada con él -sé que vulgarmente se llama "calienta-braguetas" a ese tipo de personas, pero... qué narices, a veces a todos nos gusta eso, no?- Al cabo de dos horas nos separamos momentáneamente. Él me dijo que quería verme más, y quedamos para vernos en la discoteca más cercana, a unos 200 metros.
Yo salí dos minutos depués de él. Lo prometo. Y al llegar, ya estaba ligando con otro hombre. La verdad, importarme, no me importó, porque os aseguro que esa noche no iba a ligar, ni mucho menos. Me sentí en plan "soy superior a cualquiera de los de mi alrededor". Egoísta, sí. Pero a todos nos ha pasado. El caso es que entramos y, dos horas después, apareció el susodicho Carlos. Se acercó a mí, me agarró por la cintura y me dijo "qué bien me lo he pasado". Imaginaos mi incredulidad. Pero siguió. Continuó diciéndome lindezas del tipo: "no sólo me he liado con el chico con el que estaba ligando, también con su mejor amigo". En fin. Increíble.
Pero lo más increíble de todo es que quería, y además consideraba perfectamente natural, quería, repito, terinar la noche en la cama conmigo. Ni que decir tiene que no tuvo la menor oportunidad. Pero ese no es el leit motiv de mi historia. El motivo es el por qué se lo creía. Por qué consideraba que era perfectamente normal.
Bueno, después del surrealismo de ese momento, concocí a un hombre. Un hombre de verdad. Le hice ver que me gustaba (otra vez con mi calientabraguetismo que me invadió esa noche), y me invitó a una copa. Pero aunque penséis que por fin un ser humano del género masculino hacía algo que consideramos los seres inteligentes (o al menos, los evolucionados naturalmente) como algo normal, no fue así. Lo adelanto para que no hayan malos entendidos. Nos acercamos a la barra y el silencio fue sepulcral. Incluso se nos oía respirar, y eso que estábamos en una discoteca que no se caracteriza por la tranquilidad -con varias multas que pueden demostrarlo-. Luego de pedir la copa (diez minutos que me parecieron una eternidad), me llevó de la mano hasta la pista de baile y me dejó plantado, a dos metros de él, mientras bailaba solo. En fin, la rareza de este chico residía en que intentó algo conmigo, pero pasó de mí. Ni que decir tiene que me fui al terminar mi copa, no sin antes depedirme diciendo "en fin, que te dejo, que veo que no me necesitas para pasártelo bien". Un caso. Que menos mal que no quería nada (yo), porque era para deprimirse...
Pero lo más sorprendente es que exactamente una semana antes (un servidor sólo sale los sábados por costumbre) conocí a otro hombre. 35 años. Guapo. Simpático. Sexy. Sugerente. Toda la noche conmigo, tratándome genial, hablando de todo. Las miradas quemaban. Ardía el ambiente entre ambos. Esa noche había discutido con mi ex y necesitaba urgentemente algo opuesto a él, o eso creía. La verdad, no, pero eso pensé en su momento. Al final de la noche, me lancé a decirle que no quería irme de la discoteca (esta vez, Deseo 54) sin darle un beso. Me lo dio -a los dos segundos, así que supongo que también él quería- y, al ir a volver a besarle (algo habitual entre dos personas que se besan, y más en un estado etílico considerable), directamente me apartó la cara y me abrazó. En fin... ¿qué se puede decir?
Bueno, sí que sé lo que se puede deicr. Los hombres son raros. Tan raros o más que las mujeres. Así que hombres, heterosexuales y homosexuales tenemos un problema. Aunque ahora que lo pienso, ¿quién es más raro, el que no expresa sus sentimientos, deja de lado a alguien por el que siente interés, el que se arrepiente de dar un beso o el que se queja de que todos los demás son raros?. En fin, acabo de quedarme peor de lo que estaba. Aunque ya me lo decía mi padre "si piensas que todo el mundo está equivocado, plantéate si el que está equivocado puedes ser tú". Bueno, creo que es más fácil decir que las relaciones interpersonales son difíciles. O quizá no sea mejor, pero seguro que sí más fácil.
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