viernes, 12 de mayo de 2006

En el momento preciso


Llevo unos días queriendo entrar a escribir aquí... Pero he estado demasiado "inactivo" (una bonita forma de llamarme a mí mismo vago) como para hacerlo. Pero es que últimamente me han pasado cosas muy interesantes.

Aunque mucha gente no lo sabe (la verdad, me ha dado no-sé-qué reconocerlo a mis amigos), he pasado este mes casi al completo viéndome de nuevo con mi ex-novio. Lo reconozco, es superior a mí. El simple hecho de verlo me produce un cosquilleo en el estómago que creo que nunca voy a superar. Supongo que pasa siempre con los grandes amores. No sé si es mi primer amor, pero desde luego es mi primer amor serio. Y siempre he pensado que tendría toda una vida, un futuro muy dichoso con él. Pero no soy feliz a su lado, y eso no es justo ni para mí, ni para él. No es porque él no haga nada, porque es un cielo y es encantador, pero... siento que no debemos estar juntos aún. O no debemos estar juntos, por más que nos queramos. Sé que suena muy duro, pero es así como me siento.

Hace varios días estuve recordando, medio en sueños medio en vela, una película que me marcó mucho: El Club de los Corazones Rotos. No es que sea una gran película -de hecho yo siempre la defino como "una comedia al uso, donde todos los personajes son hombres y para dos mujeres que salen, son lesbianas"-, pero es muy definitoria con respecto a las relaciones homosexuales (cierto gurpo de descubridores-de-América-en -el-Atlas dicen que contiene demasdiados clichés, pero... ¿qué comedia romántica no los tiene?). En ella, el protagonista, Dennis (personaje con el que siempre me he identificado), tiene una relación con Jack, el newbie (el novato, vamos). Pero al final, y siento destriparla, Dennis le dice: "siempre he pensado que para tener una pareja había que esperar a la persona perfecta, pero me he dado cuenta de que también es necesario el momento adecuado". O algo así, no vamos a ponernos ahora puntillosos. Pues eso es lo que me pasa con mi ex: somos perfectos el uno para el otro (siempre lo diré), pero no es el momento. Y por intentar que lo sea, estamos perdiendo la posibilidad de que algún día sea así.

Por eso creo que cuando dos personas se juntan, deberían saber que no sólo es importante que sean adecuadas la una para la otra, si no que también es tan imprescindible (o más) que estén en el mismo "momento vital" (algo que mi ex no parece comprender). Sólo así una relación puede salir adelante. De lo contrario, las fuerzas juegan en nuestra contra, y contra ellas no podemos luchar, seguro.

Aunque yo, por el momento, espaciaré mis visitas a mi ex. Más que nada, porque la razón es muy sabia, pero el corazón (y los sentimientos en general, incluidos los lujuriosos), no le hacen mucho caso...

Por cierto, las "otras cosas" que me han pasado, las iré contando en próximas entradas (o me quiedo sin temas, una de dos).

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